Batallar con las secuelas del daño cerebral

Batallar con las secuelas del daño cerebral

Hoy os traigo un articulo que he escrito con mucho cariño. Mientras lo escribía, me he sentido inundada de muchas emociones, siendo la rabia la más presente. Qué mala prensa tiene y de cuantas situaciones nos permite defendernos…!! eso sí, solo si aprendemos a reconocerla y gestionarla de manera sana.

Siento este articulo como una canción protesta. Como buena aragonesa, las letras de Jose Antonio Labordeta siempre me pusieron la piel de gallina. Admiro a los que con la palabra y la música, luchan por la igualdad, la fraternidad, la conciencia social… Salvando las distancias con este gran cantautor, escritor y político, me he tomado la licencia de compartir a través de la palabra (la música no es lo mio), la vivencia que comparten muchas de las personas a las que acompaño emocionalmente tras haber sufrido una lesión cerebral y que tras ella, se encuentran con un mundo que deja de comprenderles y ponerse en su lugar.

Ahi va la letra…

Tras sufrir un daño cerebral, pese a la variabilidad de las secuelas y su gravedad en muchos de los casos, hay muchas personas que pueden retomar su vida, no sin limitaciones y obstáculos. Su vida no la perdieron, pero si parte de sus ilusiones, sus planes, proyectos… Muchos de ellos, aunque diferentes o de otro modo, pueden volver a hacerlos realidad; en la mayoría de los casos, no sin antes atravesar un intenso proceso de neurorehabilitación y un duro proceso de duelo que puede llegar a durar toda una vida.

La persona que sufre un daño cerebral no solo ha de reconstruir su identidad, sus roles familiares, restablecer su sentido de vida (de esto hablaremos otro día)… sino que ha de batallar con sus propias secuelas. Necesito aclarar y señalar que en este caso no hablo de luchar para superar sus dificultades, que también lo hacen día a día;  sino de luchar junto a sus secuelas, batallar con ellas.

Llevo 7 años trabajando con personas con daño cerebral y sus familias, y en este tiempo he podido ser testigo de los obstáculos a los que se enfrentan. Unos derivados de la propia lesión: secuelas físicas, cognitivas, emocionales… y todo lo que ello implica (reducción de la independencia, necesidad de cuidados, neurorehabilitación…); y otros, por el papel que juegan las demás personas en ese proceso: familia, amigos, desconocidos, entorno laboral, sociedad en general…

En este caso, me voy a detener en las dificultades a las que se enfrentan muchas personas cuya afectación de la lesión cerebral es prácticamente inadvertida si no se mantiene un vínculo muy estrecho con ella.

Estas personas han de demostrar diariamente al mundo, que tienen una serie de dificultades que el mundo no es capaz de reconocer. Somos capaces de ver las limitaciones de movilidad que tiene una persona que se desplaza en silla de ruedas o camina arrastrando el pie… pero existen muchas secuelas invisibles del daño cerebral adquirido como la fatiga, las alteraciones en la comprensión o expresión del lenguaje, la lentitud en el pensamiento, las alteraciones en la deglución, o en la capacidad para sentir y percibir con normalidad… dificultades que pasan inadvertidas, son relativizadas o enjuiciadas por quieres no conviven con ellos o les conocen en profundidad; y que limitan significativamente muchas esferas de su vida (familiar, de pareja, laboral, amistad…). De todo esto habla magistralmente y en primera persona, Aurora Lasaletta, en su libro El daño cerebral invisible.)

No buscan privilegios, buscan ser reconocidos con sus capacidades y también con sus limitaciones para hacerles la vida un poquito más amable; que no más fácil, la vida no es fácil para ellos. Aspiran a un mundo consciente de sus dificultades y sensible a sus necesidades, que les ofrezca oportunidades semejantes a las que tenemos aquellos que vivimos sin ninguna alteración física ni cognitiva.

Esa es la lucha a la que se enfrentan muchas personas con daño cerebral, a quienes la vida les ha dado la oportunidad de abrazarse de nuevo a ella, ilusionarse y embarcarse en nuevos retos. No hablo de abrir negocios, hablo de todos esos quehaceres y placeres mundanos que la mayoría damos por sentado – yo incluida – ; a los que habitualmente no damos el valor que tienen y que para muchas personas son un verdadero regalo.

Por otro lado, las lesiones cerebrales en la gran mayoría de los casos, vienen acompañadas de alteraciones cognitivas, esto es, afectan a la capacidad de conocer y responder al mundo que nos rodea. Puede cambiar la forma de pensar y razonar, la capacidad para expresarse, la capacidad para sentir, expresar y gestionar emociones… y esto cambia la forma de ser, la personalidad; lo que a veces los convierte en personas diferentes a los ojos de los demás. De nuevo, diariamente, han de esforzarse por demostrarle a aquellos ojos que les miran, que dentro están las mismas personas que conocían… aunque su capacidad y sus recursos para enfrentarse al mundo hayan cambiado.

En ambas situaciones, las personas con lesiones cerebrales reconocen sus dificultades (cuando incluso eso es muchas veces difícil para ellas) y tratan de hacerlas visibles para que se les incluya, para se les tenga en cuenta; para se les pueda ver tal y como eran, tal y como son…

Gracias de corazón por llegar hasta aquí. Esto nos acerca a la diversidad, nos hace ponernos en sus zapatos y poder caminar un ratito con ellos puestos, teniendo presente la realidad que viven.

Antes de despedirme, os invito a escuchar la canción de lucha y esperanza que nos regaló Labordeta a todos los aragoneses hablando de nuestra tierra, muchas veces olvidada e invisible… un canto en el que más de uno/a podrá ver identificada su lucha.

Puedes escucharla pinchando en el siguiente enlace: Somos – Jose Antonio Labordeta

Si te ha gustado, te animo a compartirlo para que pueda llegar a muchas más personas.  😉 

Sara

Pie de página neuropsicología

 

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Lucía, ejemplo de superación tras un daño cerebral

Hace unos días conocí a una persona que me dejó perpleja. Estando en el coche se me ocurrió escribir sobre ella. Pensé cambiarle el nombre y ponerle Lucía para proteger su identidad. Fue el primer nombre que me vino a la cabeza, pero la verdad es que no podía haber encontrar otro más acertado. Si algo irradiaba era luz.

Caminaba con dificultad, se ayudaba de un bastón, arrastraba ligeramente su pie izquierdo al mismo tiempo que sujetaba su brazo. Este patrón no nos es desconocido a los que trabajamos con personas que han sufrido un daño cerebral, pero no era eso lo que llamaba la atención. Su relato estaba lleno de momentos de superación. Pese a sus dificultades para desplazarse, no había destino que se le resistiera. Podía llegar al último pueblo de la Comunidad de Madrid o viajar a Málaga o Pamplona, había perdido el miedo a nadar, había conseguido hacer albóndigas con una mano y gestionaba a la perfección sus asuntos personales (casa, viajes, asuntos bancarios…). Estaba claro que sus procesos cognitivos no se habían visto afectados significativamente por el daño cerebral y le permitían ser funcional y autónoma en su vida diaria.

Lo único que echaba en falta era saborear cada momento, su atención siempre estaba puesta fuera de lo que hacía. Su impulso por mejorar, por salir adelante, le hacían embarcarse en numerosas actividades que no terminaba de disfrutar. Se sentía a gran velocidad, su cuerpo iba a acelerado y a su mente la definía así: es como si pusiera las cosas en una coctelera y se mezclasen todas. Le faltaba la quietud y serenidad para apreciar todos sus logros diarios. 

Cuando conoces a personas como Lucia, te das cuenta de que muchas veces los límites nos los ponemos nosotros. Nos excusamos aludiendo que no podemos cambiar, que no podemos superarnos, cuando sencillamente dar ese paso está en nosotros. Reconociendo y aceptando nuestros límites, pero sin darles mayor protagonismo que el que tienen, lograremos llegar a donde queramos; y si no a donde queramos, estoy segura que mucho más allá de donde hayamos imaginado.

De nuevo, otra lección de vida de aquellos a los que un día la vida les dio un giro y les impuso el reto de convivir con las secuelas físicas y cognitivas de sufrir una lesión cerebral. Esa actitud vital de superación y lucha hace que nos den lecciones a cada paso y nos ganen la carrera, a los que tenemos la inmensa suerte de acompañarlos.

Mi más profunda admiración. Gracias Lucia.

Sara

Día daño cerebral adquirido

26 de Octubre: Día del Daño Cerebral Adquirido. NUESTRA lucha!

El daño cerebral no entiende de edades, de sexos, de nacionalidades, de profesiones… tampoco te da opción a escoger cuando es el mejor momento, simplemente pasa y a partir de ese preciso momento tu vida cambia, y ya no vuelve a ser como antes. Cosas que estaban rotas, las une, y hay uniones que rompe; es una prueba de fuego. Hay quien se agarra a la vida con más fuerza que nunca y hay quien se suelta y no se encuentra. Admiro profundamente a los que se agarran con fuerza y mientras tanto sonríen, y aun más si cabe a los que se sueltan y batallan su lucha interior por encontrarse. En muchas ocasiones he pensado que estaban hechos de otra pasta, aunque quizás sean de la misma que el resto de personas que nunca hemos sufrido una lesión cerebral. Quizás sea la propia condición humana, que trata de aceptar lo que se le presenta y busca el sentido de la vida tal cual es; la que nos impulsa a salir para adelante sea cual sea la situación que estemos viviendo. Sea como fuere, su esfuerzo es absolutamente admirable.

 

Hoy es 26 de Octubre, día del Daño Cerebral Adquirido, en el que todos los que viven esta dura enfermedad, sus familias y los profesionales que les acompañamos, tratamos de dar visibilidad al resto de la población para que se les reconozca y se tengan en cuenta sus necesidades. Mañana será 27 de Octubre y ellos seguirán luchando un día más por mejorar su vida, por poder disfrutar del calor de una caricia, por alcanzar el logro de ponerse de pie, de ser capaces de recordar el nombre de sus hijos o poder pedir con palabras aquello que necesitan… por todas aquellas cosas que nosotros damos por sentado en nuestras vidas. Confío en que algún día llegaremos a visibilizar vuestras dificultades y necesidades para hacer un mundo un poco más fácil y amable… porque vuestras dificultades, podrían ser cualquier día las nuestras.

 

Por vuestro ejemplo diario… GRACIAS. Que mañana siga siendo 26 de Octubre y no haya día que olvidemos cual es NUESTRA lucha. No estáis solos!!