Alzheimer: Claves para ayudarles a regular sus emociones
Hoy se conmemora el día mundial del Alzheimer, esa devastadora enfermedad que se lleva los recuerdos más preciados de la vida de quienes la padecen.
En esta ocasión, me gustaría hablaros de las emociones, de su papel crucial en esta enfermedad y de cómo podemos ayudarles a gestionarlas.
El sistema límbico o cerebro emocional, alberga una de las estructuras más afectadas por la enfermedad de Alzheimer; el hipocampo, responsable de la memoria. Junto a él, la amígdala, responsable de nuestro mundo emocional. La memoria y las emociones están íntimamente relacionadas, de ahí que aquello que tiene mayor relevancia emocional para nosotros lo recordemos de manera más vívida (el día de nuestra boda, el nacimiento de nuestros hijos…). Junto a las lesiones de estas dos estructuras, otras regiones cerebrales como el lóbulo frontal van a verse afectadas. El lóbulo frontal, es el encargado, entre otras muchas funciones, de regular nuestros estados emocionales, de modo que es posible que la persona empiece a no ser capaz de gestionar lo que siente como lo hacía antes, se muestre más irritable, más sensible, más decaído…
Nuestro papel será el de ayudarles a manejar aquello que sienten, a gestionar sus estados de tristeza, de agitación, de inquietud… Las palabras y el contacto serán la mejor de las medicinas. Pese al avance de la enfermedad, hay algo nunca resultará indiferente a una persona con Alzheimer: el amor y el cariño que reciba. Aun cuando las palabras ya no tengan sentido, el cuerpo sabrá leer el afecto, pues desde que somos bebés nos hacemos especialistas en interpretar el lenguaje no verbal.
A través de la comunicación y del contacto físico conseguiremos regular sus estados emocionales, cuando por sí mismos no sean capaces. Aquí te muestro algunas pistas sobre cómo hacerlo:
- Es posible que manifiesten tristeza, enfado, miedo… sin saber muy bien porque lo sienten. En muchas ocasiones, olvidan las circunstancias que generaron dichas emociones, pese a que estos estados perduran y les generan malestar. Es bueno ponerle palabras a aquello que ellos ya no recuerdan. Explicarles el motivo por el que se sintieron así, transmitirles comprensión y afecto les ayudará a tranquilizarse.
- Es muy importante que aquello que les digamos lo sintamos de verdad, pues cuando no sean capaces de recordar nuestras palabras, perdurará unicamente la sensación corporal que les generó aquello que les dijimos. Si ante una situación en que la persona muestra nerviosismo, le cogemos de la mano y le decimos: tranquilo, no estás solo, estoy aquí contigo… y sin embargo, mostrarnos inquietud por irnos, crearemos todavía un mayor desasosiego.
- Nuestro tono de voz ha de ser cálido y suave para que se sientan acogidos.
- Sabemos lo importante que es el contacto físico para nuestra supervivencia emocional, sin embargo, cada uno lo vive a su manera y no todos nos sentimos cómodos con él. Es importante respetar las preferencias de la persona. Si no estamos seguros de cómo va a reaccionar, podemos probar, anticipándole que vamos a tocarle, cogerle de la mano o abrazarle… y siempre desde el respeto.
- El contacto ha de ser suave y delicado. El tacto un poco más profundo, sin brusquedad, les transmitirá seguridad y calma.
Espero que estas pequeñas claves te ayuden a acompañarles en sus emociones. Tu presencia amorosa y tu disponibilidad es lo único que necesitan.
Tal y como me gusta recordar cada 21 de septiembre: Para que los sigamos viendo con los mismos ojos con los que los mirábamos… para que los sigamos teniendo en cuenta y demos respuesta a sus necesidades como lo hicimos siempre… Siguen siendo ellos.
Todo mi amor y admiración a todas aquellas personas que sufren Alzheimer y a sus familias.